Si por algo se caracteriza la gastronomía de Galicia es por su variedad y calidad. Platos típicos exquisitos que se pueden probar a lo largo del Camino de Santiago. Y uno de los más populares es, sin duda, el caldo gallego. Se trata de un potaje que se sirve y toma caliente por lo que es ideal para los meses más fríos del año.

Según el escritor conocido como “Picadillo” a principios del siglo XX se describe el auténtico caldo gallego como un pote que no llevaba carnes, pero al que se le podían echar más condimentos.

Ingredientes

Existen diferentes recetas para preparar el caldo, pero nunca faltará: verdura como grelos, nabizas, berzas o repollo, patatas, alubias blancas, unto o grasa de cerdo y en algunas ocasiones se añade chorizo, lacón, panceta o costillar de cerdo salado. El principal secreto es servirlo muy caliente como primer plato o como plato único.

Beneficios

Este puchero que se cocina a fuego lento en una olla grande no solo es grandioso por su sabor sino por sus propiedades:

  • Hidrata el cuerpo por su alto contenido en agua.
  • No tiene un valor calórico muy alto, aunque pueda parecer lo contrario.
  • Combate el frío proporcionando calor y bienestar al cuerpo.
  • Es saciante y calma el apetito.
  • Favorece la digestión y regula el funcionamiento del intestino.
  • Posee gran cantidad de nutrientes y proteínas.
  • Reconforta a los enfermos.
  • Previene y cura resfriados o gripe.

Siempre es bienvenido un plato de caldo gallego para cualquier persona, pero quizás es más especial para los peregrinos que lo quieren probar incluso en verano. En Galicia hay muchas maravillas que conocer y una de ellas es su cocina.

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