Los puentes siempre han tenido especial relevancia para los peregrinos por ser una continuidad física del Camino de Santiago hacia otras localidades. Se trata de construcciones de piedra, ladrillo, madera, hierro, hormigón u otro material que se colocan sobre ríos, fosos y otros sitios para poder atravesar sin dificultad.

A lo largo de Camino Francés a Santiago existen puentes bien conservados que enlazan el trayecto y nos permiten cruzar los ríos. Entre ellos destacan:

Puente de Puente la Reina

Es un puente románico que data del siglo XI con siete arcos de medio puente. Lleva el mismo nombre que la localidad y se encuentra justo a la salida por encima del río Arga.

Puente de Piedra

Está en la entrada de la ciudad de Logroño y tiene casi 200 metros que permiten cruzar el mayor río del Camino Francés que es El Ebro. Los siete ojos de este puente maximizan el paso del agua.

Puente Fitero o de Itero

De origen románico, del siglo XI, fue reformado en el siglo XVII y cuenta con once arcadas. Ubicado en Itero de la Vega (Palencia) y sobre el río Pisuerga da paso a la Tierra de Campos.

Puente del Paso Honroso

Es medieval, del siglo XIII, y fue levantado sobre uno anterior romano. Está en Hospital de Órbigo y permite cruzar el río Órbigo. Otro dato importante es que es el puente más largo del Camino de Santiago con 310 metros y 19 arcos.

Puente de los Peregrinos

A la entrada de Molinaseca (León) se erige sobre el río Meruelo dejando a los peregrinos al inicio de la histórica calle Real.

Ponte da Áspera

En la localidad de Sarria este puente dirige a los peregrinos hacia su siguiente parada que es Portomarín. Actualmente conserva tres arcos de época medieval y está situado sobre el río Celeiro. Se construyó con trozos de pizarra, exceptos los arcos que son de sillería de granito.

Fuente: www.gronze.com