En primer lugar, para los peregrinos que realizan el Camino a pie o en bicicleta, la distancia mínima que deben cubrir es de 100 kilómetros. Esto significa que, para obtener la Compostelana, debes empezar tu peregrinación en un punto que se encuentre al menos a 100 kilómetros de la Catedral de Santiago de Compostela, el destino final de la ruta. Un lugar popular para comenzar es Sarria, que se encuentra a una distancia ligeramente superior a los 100 kilómetros del destino.
Si decides realizar el Camino en bicicleta, la exigencia es mayor: deberás recorrer al menos 200 kilómetros para obtener la Compostelana. Esto es debido a que recorrer una distancia más larga en bicicleta es más factible en un menor tiempo comparado con hacerlo a pie. Los ciclistas suelen comenzar su ruta en localidades como Ponferrada o Astorga, que se encuentran a una distancia que supera los 200 kilómetros de Santiago.
Además de completar la distancia mínima requerida, es fundamental sellar la credencial del peregrino a lo largo del recorrido. Este documento, que se puede obtener en parroquias, asociaciones de amigos del Camino, o albergues, debe ser sellado al menos una vez al día (y dos veces diarias en los últimos 100 kilómetros) para demostrar que efectivamente has recorrido la ruta.
Al llegar a Santiago de Compostela, se presenta la credencial con los sellos en la Oficina del Peregrino, donde te entregarán la Compostelana, certificando así la finalización de tu peregrinación.
Fuente de la imagen: asantiagovoy.travel/